Queridos amigos y amigas a lo largo y ancho de la Constelación :)
Una vez más nos gustaría conectar con la inteligencia colectiva de nuestra comunidad global para que nos ayude a “percibir” la dirección hacia la que nuestra organización desea dirigirse.
Escribimos para pedirles que valoren la última versión del Preámbulo (de nuestros Estatutos organizativos), elaborado a partir de muchas conversaciones presenciales y por Skype con muchas personas, y también basado en las respuestas a las preguntas que lanzamos en Ning hace varios meses en relación a las cosas que les hacen desear formar parte de nuestro movimiento. Este documento está pensado para que sea una “declaración de intenciones”, un texto que describe lo que somos, por qué hacemos lo que hacemos, y qué es lo que hacemos. Nuestra intención es utilizarlo también como “declaración de membresía”, algo que las personas que aspiren a ser miembros de la Constelación puedan leer y suscribir. Por ello les pedimos que lo lean teniendo eso en cuenta.
Nos gustaría recibir sus comentarios. Les pedimos que publiquen aquí las respuestas a estas sencillas preguntas: ¿Encuentran en este Preámbulo algo que resuene en su interior? ¿Por qué? o ¿por qué no? Les invitamos a compartir sus impresiones generales más que un análisis en profundidad sobre el lenguaje específico que hemos utilizado :)
Pueden compartir sus aportaciones a partir de ahora hasta el 11 de noviembre.
Este es el texto:
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Preámbulo
Nuestro sueño para la Constelación es que en el año 2050 vivamos en un mundo en el que las comunidades actúen sobre la base de sus fortalezas para hacer realidad su propio sueño. Nuestra creencia central a partir de nuestra experiencia en más de 60 países desde 2004 es que cada comunidad tiene la fortaleza interna necesaria para concebir, actuar y adaptarse.
Nuestro descubrimiento de esta capacidad humana comenzó con el VIH. Durante dos décadas, el progreso a gran escala de esta epidemia global se vio limitado en el norte de Tailandia, Uganda y Brasil. En estos tres países descubrimos que la gente había asumido la propiedad de la respuesta al VIH, y esto fue la base de una respuesta local eficaz en la reducción del impacto de la epidemia.
Las comunidades de todo el mundo enseguida comprendieron que esta idea no se limitaba al desafío representado por el VIH sino que podía ser aplicada a otros desafíos locales, nacionales y globales. En el momento en que escribimos esto, muchas comunidades han aplicado este enfoque para afrontar más de 40 asuntos que suponen para ellas un problema. Diferentes vecindarios abordan el tema de la convivencia en paz, personas mayores y jóvenes trabajan codo con codo, personas migrantes empiezan a actuar en beneficio de su propia integración, mujeres y hombres hablan sobre sexualidad, personas que se dedican al trabajo doméstico se reúnen y deciden lo que para ellas sería un trabajo decente, personas usuarias de drogas y sus cuidadores se dan apoyo mutuo y visualizan lo que sería la vida sin adicciones, etc.
Este enfoque se llama ahora Competencia Comunitaria ante la Vida.
Esta experiencia nos ha enseñado que las comunidades pueden responder, y de hecho responden, a los desafíos a los que se enfrentan cuando asumen la propiedad de esos desafíos. Las comunidades cambian por sí mismas, no somos nosotros quienes las cambiamos. El cambio que que proviene de ellas mismas es un cambio sostenible.
No es suficiente con implicarnos con las comunidades en torno a programas para ellas.
No es suficiente con consultar a las comunidades en relación a programas para ellas.
En la Constelación procuramos acompañar a la comunidad mientras emprende el camino hacia la apropiación de sus desafíos. A ese camino lo llamamos Respuesta Local y la metodología que utilizan se denomina Proceso de Competencia Comunitaria ante la Vida (CLCP/PCCV). Las y los facilitadores acompañan a la comunidad en su aplicación del CLCP/PCCV mediante un enfoque que identificamos con el acrónimo SALT.
SALT son las siglas que representan: Estimular-Dar apoyo (Stimulate-Support), Apreciar (Appreciate), Escuchar-Aprender-Vincular (Listen-Learn-Link), y Transferir-Confiar (Transfer-Trust). Es una manera de pensar que, tal como nos enseñó la experiencia, siempre está presente en la manera de trabajar (CLCP/PCCV).
A nivel comunitario, SALT estimula una conversación basada en las fortalezas inherentes al ser humano en la que la apreciación se centra en quiénes somos, a nivel individual y como grupo, mediante la escucha y el aprendizaje. Estos aprendizajes se traducen en acciones sostenibles en las que se refuerza la confianza, y puede producirse una transformación cuando las personas desarrollan su capacidad de afrontar los desafíos de la vida, asumiendo la propiedad de los mismos y haciéndose conscientes de que tienen la responsabilidad de hacer realidad sus sueños comunes. Esta sencilla conversación tiene lugar a lo largo del Proceso de CCV.
SALT también guía nuestras acciones como facilitadores o miembros de varias comunidades. A medida que nos esforzamos por asumir esa apropiación comunitaria nos continuamos preguntando sistemáticamente: “¿qué puedo hacer para que la comunidad se sienta apoyada?”, “¿qué puedo hacer para que la comunidad aprecie sus propias fortalezas?”, “¿qué puedo hacer para que la comunidad aprenda de sus acciones?”, “¿qué puedo hacer para transferir a mi propio contexto lo que he aprendido en esta comunidad?”
Hemos visto que nuestro enfoque abre un espacio seguro para que tenga lugar una auténtica conversación “de ser humano a ser humano”, lo que facilita que la gente conecte desde el corazón, explore sus diferencias y lo que tienen en común, y encuentren y expresen sus voces individuales. La experiencia también nos ha demostrado que esta manera de pensar, ser y trabajar permite que salgan a la superficie talentos que nos ayudan a desarrollar nuestro pleno potencial individual y colectivamente. Cuando esto actitud se convierte en una actitud natural en una comunidad observamos una creciente sensación de pertenencia que conduce a una mayor responsabilidad individual y mayor sensación de propiedad colectiva y sostenibilidad de las acciones comunitarias.
Vivimos en un mundo en el que encontramos no pocos desafíos, ya sean individuales, locales o nacionales. Estos desafíos afectan a todo el mundo y si pudiéramos darnos cuenta de nuestra capacidad para actuar como gestores de nuestras propias vidas también podríamos activar la responsabilidad colectiva necesaria para crear conjuntamente el mundo que deseamos.
Quizás el siglo XXI se va a distinguir por el reconocimiento de que son las acciones diarias de miles de millones de individuos las que transforman el mundo. Mientras una parte de nuestra respuesta puede provenir de la acción coordinada a nivel global, otra parte se deriva de las decisiones y acciones de esos mismos miles de millones de seres humanos.
¿Es posible imaginar que esto podría conducir a un mundo en el que individuos y comunidades reconozcan y respeten sus común humanidad, y hagan realidad su pleno potencial de contribuir a la sociedad en su conjunto?
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¡Esperamos sus noticias! :)
Cordialmente
MariJo y Célicia, en nombre del EAG (Equipo de Apoyo Global)